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Qui potest capere, capiat

Pero no

Pero no

Fue cuando la perdí, que me di cuenta que algo no estaba bien, no haberla perdido precisamente, es más, tiene perfecta lógica.

 

No recuerdo en que momento preciso fue, pero en algún rincón de este vasto mundo, infinito de posibilidades, fue que miré el cielo con particular asombro, no había absolutamente nada que no hubiera visto antes, la Luna y las Estrellas rebosantes de energía me devolvieron la mirada, y entre tanta retórica, un día me respondieron, y ese día fue el último día de vida que tuve, algo en mi murió, un pantallazo entre báltica, santa helena y marihuana, me hizo quedarme dormido, como encantado por Hipnos, hermano de Thanatos, fue que dejé de funcionar, y otro vino y tomó mi lugar, y el cielo ya nunca más fue cielo, sino un hoyo, que permanece infinito, y que espera a que me descuide para absorberme en su increíble extensión, y como magnetismo de polos opuestos que,  desde aquél día, siento vértigo con tan sólo alzar la mirada.

 

Se imaginan qué clase de hombre se transforma uno?

Es que quisiera escribir todo eso pendiente, no por el afán-y en esto debo insistir- de ser leído, ni tampoco como cual borracho responsable, con obligaciones y deberes, cuando no se puede la raja y un ojo simplemente se descarriló,  titubeante de si seguir respirando esa atmósfera llena de trivialidades, cuando el intelecto ya está adormecido por esa cosa que nos entregan los sentidos, experiencias de uno y de otro, abusar de las comas, y los conectores, hablar sin decir mucho y desprenderse de ese sarcasmo semántico del cual algunos nos apoyamos para no decir nada realmente , aquél borracho del que les hablé una vez, no hace mucho, decide abrazar la taza del wáter, mirarla con nostalgia, luego de un par de minutos meterse el dedo en la boca para vomitar todo ese contenido que se acumuló como un mal feng shui, enredaderas de energías que se tumorizan, para tener un mejor despertar y seguir funcionando. No, no escribo con ese anhelo de poder hacer caso omiso al estado, que se ha vuelto una inmanencia, sino simplemente porque a veces uno necesita vomitar para poder seguir tomando, uno necesita saber que el poso no tiene fondo, porque esparcirse los sesos con el piso, es un final que todos deseamos, pero que evadimos.

Ahora que me atrevo a enfrentarme al teclado y la pantalla, tal creo que debería empezar a escribir sobre mi vida, y tal vez, pueda ejercer una deconstrucción tal, que al poner punto final pueda no sólo cambiar el curso de esta historia, sino también lo que unos llaman realidad. realidad entendida como el suelo que raspa las rodillas, sobre el que crecen las flores y donde enterramos a los nuestros, realidad como algo con lo que chocamos y bailamos, lo demás, arriba, las nubes el sol y todas esas atrocidades y fantasías, allá se quedarán, esperando que caigamos en su trampa, para absorbernos, quemarnos y tocar lo absoluto con nuestra preciada finitud. cambiar mi realidad como creyendo en ese motor inmóvil, que nos aleja del simple determinismo, o complejo determinismo, ese dominó perfecto.

eso que pasa cuando algo imparable choca con algo inamovible.

 

No hablo de cambiar eso, sino más bien, matar al que ya años está aquí

dentro.

 

Me cagaron con mi plano cartesiano, y me infectaron el yo pensante.

 

Es que acaso ese geniecillo maligno me habita? Soy yo, ¿debo crucificarme? Debo atar mi yo pensante a una cruz y someterlo? Donde está el antiguo?  ¿Dónde estoy? Porqué aquí dentro, vivo con tantas mentiras y recuerdos, porqué chucha tengo ese afán qliao de rememorar todas las conversaciones que tengo?  Dónde estoy? Aquí? aHORA? Es que tal vez si cojo esa pistola que amablemente dejaron delante mío, y la pongo adentro de mi boca, tocando esa campanilla, al jalar el gatillo saldrá en lugar de sangre y masa encefálica, una mancha negra como cáncer de pulmón y quedará eso regado en las paredes –como vomito compulsivo de un borracho- que me sostienen de no caer por el espacio, como lo era el pensamiento de antes de colón al llegar al fin del mundo?

Tal vez si siga escribiendo pueda dar con esa respuesta, está la respuesta en caracteres o en un apretón? Está la solución ahí, tan cerca y tan lejos?

yo a fin de cuentas, no he perdido a nadie, pero han perdido, en este lugar oscuro, donde no llega la luz del sol, la flor se marchita y entre gritos de auxilio y agonía, con el metal atosigándome las entrañas, es que debo seguir, pero no para luchar por algo, pues en su realidad, palada tras palada cada día estoy más lejos. a ti te hablo.

Tal vez sea eso justo lo que necesite, pero no.

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